Acerca de los cuidados ante una pandemia

Toda catástrofe implica un alto impacto en nuestro psiquismo, además de poner también muchas veces en riesgo nuestra vida.

La actual pandemia ligada al coronavirus reviste características traumáticas por resultar una amenaza a la salud y a la vida de la población mundial. No conoce de fronteras, ni tampoco de edades, géneros, etc ni de grupos de riesgo, aunque se diga que sí, pues en realidad todas las personas pueden ser portadoras asintomáticas de la enfermedad y en este caso, esa característica sumada a la facilidad de contagio, reviste a la enfermedad de una capacidad dañina muy potente, real y potencialmente. Por ello es sumamente necesario desarrollar conductas de autocuidado y de cuidado de los otros.

A esta altura de los acontecimientos, conocemos las recomendaciones médicas acerca de los cuidados que debemos tener para evitar el contagio de la enfermedad.

Pero poco se habla acerca de los cuidados que también debemos tomar al respecto de nuestra salud mental ante esta nueva situación.

¿A qué me refiero?

Ante esta situación, los miedos pueden ser miedos normales o transformarse en miedos patológicos. Para entender esto, pensemos el tema de modo transversal, como si trazaramos una línea de intensidad imaginaria. Por ejemplo, el miedo al contagio es un miedo normal. Pero si ese miedo va aumentando en la intensidad y la frecuencia como una preocupación permanente, si los pensamientos se vuelven intrusivos y no podemos dejar de pensar en ello, y por lo tanto,  de temer de modo intenso comprometiendo nuestras emociones y acciones, podríamos estar llegando al otro extremo de nuestra línea imaginaria, y estar sufriendo un miedo patológico. Muchas veces esto se manifiesta en conductas repetitivas y exageradas de tipo obsesivo, por la limpieza y la higiene de si mismo, de los otros y del entorno físico.  Puede acarrear trastornos en el sueño, como pesadillas, sueños recurrentes de tinte angustioso. Puede acarrear trastornos alimentarios, como falta de ingesta y de apetito, por excesivo miedo a la manipulación de objetos y alimentos por miedo al contagio. Puede desencadenar un estado de ansiedad permanente, que en algunos momentos alcance picos altos  y se manifieste como ataques de pánico.

En estos casos es importante tratar de observar si nuestra mente está “tomada” por estos pensamientos intrusivos, o si podemos poner pausa a los mismos, y atención a otras cosas de nuestra vida. Observar si estamos maximizando o minimizando la situación. Estos extremos no son positivos para nuestra mente.

Para ello es muy importante desarrollar y ejercitar nuestra atención en cuestiones ligadas al enriquecimiento de nuestra vida personal.

Por ejemplo, la necesidad de aislamiento social, no significa ausencia de lazos.

Podemos mantener lazos afectivos y sociales con nuestro entorno, en este caso, a través de la la tecnología que nos ayuda a estar comunicados. Es más, ello es muy necesario para afrontar esta situación amenazante, pues es en los vínculos humanos donde podemos refugiarnos las personas cuando el mundo está complicado.

Tenemos un gran desafio por delante. Tratar de desarrollar aspectos de consciencia social, tomando los recaudos necesarios para cuidarnos nosotros y a los demás. Podemos también desarrollar aspectos personales, ligados a cultivar la paciencia, poner la atención en temas a los cuales normalmente pasamos de largo o sobrevolamos dada nuestra vida acelerada y agitada. Tener tiempo para pensar, pero no de un modo automático sino para conectarnos con nosotros mismos, con nuestra familia más cercana, cuidar a nuestros niños y nuestros mayores.  Desarrollar hábitos de lectura, fomentar nuestro mundo interior, enriquecer nuestra vida con momentos de paz y sosiego. No debería ser esto un problema. Tal vez podamos tomarlo como una oportunidad.

Combatir la ansiedad mediante la meditación.

Aquietar nuestra mente de preocupaciones.

Recuperar energía vital.

Buscar ayuda profesional si lo necesitamos. Hoy en día existen nuevos dispositivos terapéuticos para ayudar a las personas, como puede ser la terapia on line. Conversar con un terapeuta, aprender a manejar la ansiedad, puede ser el comienzo de una mejora en nuestra calidad de vida.

Estamos viviendo una situación inédita, lo cual nos pone en el desafío de crear una respuesta nueva.

Que esa respuesta sea saludable, solidaria, comprometida y esperanzadora.